Sencilla, directa y escrita por pura intuición...
Esto no es Vietnam, pero, joder, cómo se le parece... |
Con estilo sencillo y directo, gracias a la distancia que permite la narración en tercera persona, Pedro P. González nos presenta esta, su primera novela, una obra de iniciación en la vida adulta en la que se mezclan el costumbrismo —el protagonista es un adolescente de la Florida, toda una promesa del fútbol americano, y su ambiente y relaciones están excelentemente retratados y detallados—; las amenazas de los bajos fondos, hasta el punto de poder considerar A golpes de intuición una novela negra; los conflictos entre padre e hijo, y, por último pero no menos importante, la extraña capacidad psicológica del protagonista, su poder para adelantarse a los acontecimientos, que le convierte en un estratega fuera de serie. Se trata de un don al que, sin duda, tiene que sacar partido aunque no sabe cómo, y además le asusta.
Él se siente especial y apuesta por su futuro con todas las fuerzas
Ese adolescente visionario es Marco Martínez, que arrasa literalmente en el campo de juego, lo que le ha hecho ganarse el sobrenombre de León. Es tan prodigioso su avance deportivo que le puede hacer ganar una beca para la Universidad. Todo su futuro depende de ese empuje. Todo con tal de no acabar como su padre, renunciando a los sueños y atrapado en un trabajo miserable que no alcanza a pagar deudas. Él se siente especial y quiere apostar todas las cartas en la misma jugada.
Con una narrativa cinematográfica, muy visual y plástica, Pedro P. González nos ofrece una prosa ágil y detallada que hace que pasemos las páginas casi sin querer. Alterna capítulos de veinte páginas con otros de diez, incluso menos, con lo que aporta un ritmo endiablado a la lectura. Desde luego, no se puede decir que sobre una sola línea; estamos ante una novela fibrosa que mantiene el interés de principio a fin.
A golpes de intuición es una novela conclusiva, perfectamente cerrada en sí misma. Sin embargo el desenlace, que no precisaré, arroja nueva luz sobre el personaje. Hace que nos replanteemos la novela como un rito de paso, la génesis de un personaje que ha superado una serie de dificultades y ahora está preparado para enfrentarse a nuevos retos. Yo, por lo menos, espero que así sea, y que Pedro P. González vuelva a retomar las andanzas de Marco Martínez en un futuro no muy lejano. Seguro que vale la pena.
Tengo que decir que A golpes de intuición es una novela bastante insólita. Que un escritor del suburbio madrileño como Pedro P. González se atreva con un adolescente latino de la Florida tiene su atractivo por lo inusual. Y creedme que sale airoso; su familiaridad con esa cultura es muy grande.
Además, retomando el inicio de este comentario, la novela se balancea entre el costumbrismo, los bajos fondos y el guiño sobrenatural. Aquí destaca la postura del autor, que en lugar de escribir siguiendo la línea de los autores que le han marcado, se descuelga con naturalidad y sencillez, se lanza a la búsqueda de una voz propia y nos cuenta exactamente la novela que él necesita contar. Poco importa en lo que derive su narrativa en un futuro; A golpes de intuición es su primera novela y derrocha autenticidad. Disfrútenla.
2Cabezas, 2019
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David G. Panadero
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